lunes, 2 de septiembre de 2013

Carbón y tierra



Yo no soy real.
He tenido tantos nombres a lo largo y a lo ancho de la historia
y de lo que todavía no es historia también.
He tenido prosélitos y guardias de celda
a los que sobrevivía con un soborno.
He tenido jueces que me han crucificado
y escritores que me han resucitado.

He sido un claustro de insultos, un puño en alto.
He sido una oda en halagos, la corona de su majestad.
He sido sequía de palabras y abundancia de fe.
He sido la oscuridad enmascarada de bondad,
la luz vestida de carbón y tierra.

Todo moretón es maquillable, toda herida es ocultable.
¿Por qué no ir por la vida magullado, atenerse sólo al momento,
sin importar pena ni precio?
¿Por qué vivir si lo que se ve en los rincones de este gran islote,
que vagabundea lejos de la profundidad del mar,
no es más que un derroche de vida?

Soy la huella de la trituradora sobre el bosque generoso de tu memoria.
Soy el temblor que centrifuga en tu cálido pecho y que no espera a ningún dios.
Soy el silbido de la ira que sigue el ritmo ocasional que vayas a escuchar.
Soy la semilla que fue plantada patas arriba.
Mi flor se ha marchitado pero mis raíces aún buscan dónde enmarañarse.
Soy el pretexto para empezar una revolución.

Niño, niño, niño de lágrimas de humo:
no mires el estupor y la desilusión en la cara de tu madre.
Ella sabe, ella sabe.
Niño, niño, niño, no agaches la cabeza cuando veas pasar
a los que de tu primer aliento secuestraron mi existencia.
Mantén la frente en alto, no le debes nada a nadie.
Soy tu libertad.

Seré todos los ojos en los que no descansarás,
todos los labios que jamás besarás.
Seré todos los brazos en los que nunca anidarás.
Soy los dedos de la inconsciencia que han dejado caer un libro en llamas.
Seré la morfina que necesitarás para caminar por esta cuerda floja.
Pero, más que nada, soy la libertad.
   

Lucila Cuvry

El vigia - Silvio Rodríguez

Conversando con Tomás Maldonado

martes, 27 de agosto de 2013

Confesiones de un cuerpo sin sol


Se valiente,
No le tengas miedo a la muerte.
No hables demasiado,
sólo cuando sea necesario.
No importa tu edad,
nunca te creas dueña de la verdad.
Aquello es algo inexistente,
pero real como mi corazón latente.
No se compra ni se descubre
y con un benévolo manto cubre
nuestros sueños, pesadillas,
amores y alegrías.
Después de todo con eso concluimos,
con una duda y un alma partida.
La duda no es negativa.
Es lo que nos hace querer seguir vivos.
El alma sólo sirve para romperse,
para probarle al incrédulo que no tenerla no es la misma cosa.
En cuanto a mí, no tengo nada que decir.
Si no hablo es porque prefiero escribir.
Estas confesiones de un cuerpo sin sol
son de una mente vacía que no ha aprendido nada,
como la mía.


Lucila Cuvry

martes, 20 de agosto de 2013

Úrsula


Bárbaros son los niños cuando no saben lo que dicen. 
Consecuentemente, es cuando más dicen la verdad. 
Providentes son los secretos que no nos atrevemos a contar. 
Los demás avecinan úlceras o desbordes de locura, 
de pérdida, de blancura. 
Ciego es el país que nos ve pasar 
de la vida a la muerte una vez más. 

Horrible es el no poder dormir cuando la consciencia.
Aflora entre las maldades humanas. 
Otra impostora que quiere robarnos el tiempo, 
otro soldado en un pelotón de fusilamiento, 
otra madre castradora, otro padre posesivo
que verá la cicatriz como un tiro al blanco. 

Ventrílocuo es el invierno, siniestro y demandante, 
aunque no quiera tendré que aceptar 
que siempre me acompaña y nunca me desilusiona. 
Payaso no te rías, solo hazme reír. 
De vez en cuando este pedazo de madera
quiere ser una niña de carne y hueso. 
Pero a ti, Úrsula siempre te recordaré, siempre te recordaré. 




Lucila Cuvry

El lenguaje de los nuevos medios-Lev Manovich


martes, 13 de agosto de 2013

Perséfone

      En el mundo civilizado, la invención de la imprenta y los descubrimientos científicos han homogenizado, estructurado y ordenado la consciencia del hombre hasta llevarlo al salvajismo de la guerra. Su incertidumbre hacia el futuro y sus límites geográficos han desembocado en el nacionalismo xenófobo y la caducidad de la armonía sensorial de la percepción de toda obra artística a través del ocular centrismo de las pinturas bidimensionales y el perspectivismo monocular. Sin embargo, en las últimas décadas, el advenimiento de las tecnologías digitales, simultáneas, reticulares, complejas e hipertextuales, según, Mc Luhan (La Galaxia Guttenberg), establecen las condiciones propicias para que el ser humano pueda volver a una armonía entre los sentidos.  De esta manera, la interactividad entre los cinco sentidos, la vuelta al uso de las facultades audio-táctiles del hombre-animal, intensificará su sensibilidad.  La humanidad se está retribalizando a través de Internet y la tecnología electrónica.  No obstante, esta vez, la aldea es global.  Los individuos comparten su vida cotidiana, sus más profundos sentimientos e información íntima todos los días por medio de las redes sociales.

      La estética es la transformación de todo objeto para ser percibido como arte.  El nuevo sujeto de la aldea global es un artista en el sentido explicado por Rafael Sanchez (Las facultades creativas). Conserva la incertidumbre hacia el futuro, propia del hombre de la imprenta.  Por eso, se aferra a sus afectos, a lo que reconoce como bello y con lo que se puede identificar a un nivel personal.  La memoria, las simpatías, y la creatividad producen y devienen de imágenes de la fantasía.

      Según Byron, la mujer debería civilizarse más tardíamente que el varón.  "El amor del hombre es en su vida una cosa aparte, mientras que en la mujer es su completa existencia”.  El cine, la fotografía y la publicidad, finalmente, han homogenizado a la mujer con la sociedad de la imprenta.  Mc Luhan (La Galaxia Guttenberg) apunta a que pertenece al primer grupo de individuos alienados de la sociedad y retribalizados.  Mc Luhan atribuye su suposición a la “predisposición háptica, su intuición, su integridad”, su calidad de “figura romántica”. 

      Este espacio no pretende otra cosa que proporcionar una extensión de la consciencia imaginativa de una mujer.  Tan insignificante y particular como un mar de figuras retóricas y subjetivismos.  Llevando la hipersensibilidad como una carga, un ancla y, una ilusión de libertad, propongo ofrecer una suerte de equilibrio entre la intelectualidad y la creatividad: sólo poesía.

      Secuestrada de las dimensiones de la belleza y atrapada en el Inframundo junto a Hades, Perséfone lamenta poder volver a la tierra sólo una vez al año.  Sin acceso a la naturaleza, a la  perfección de la realidad ante sus ojos, sus manos, su gusto y su oído, sólo anhela el día en qué verá la luz del sol con Hera, su madre.  Estas cartas intentan servirle de consuelo, aunque, sin muchos entramados, también lo buscan.

Silvio Rodriguez - Mujeres