Secuestrada de las dimensiones de la belleza y atrapada en el Inframundo junto a Hades, Perséfone lamenta poder volver a la tierra sólo una vez al año. Sin acceso a la naturaleza, a la perfección de la realidad ante sus ojos, sus manos, su gusto y su oído, sólo anhela el día en qué verá la luz del sol con Hera, su madre. Estas cartas intentan servirle de consuelo, aunque, sin muchos entramados, también lo buscan.