Se valiente,
No
le tengas miedo a la muerte.
No
hables demasiado,
sólo
cuando sea necesario.
No
importa tu edad,
nunca
te creas dueña de la verdad.
Aquello
es algo inexistente,
pero
real como mi corazón latente.
No
se compra ni se descubre
y con un benévolo manto cubre
nuestros
sueños, pesadillas,
amores
y alegrías.
Después de todo con eso concluimos,
con
una duda y un alma partida.
La
duda no es negativa.
Es
lo que nos hace querer seguir vivos.
El
alma sólo sirve para romperse,
para
probarle al incrédulo que no tenerla no es la misma cosa.
En
cuanto a mí, no tengo nada que decir.
Si
no hablo es porque prefiero escribir.
Estas
confesiones de un cuerpo sin sol
son
de una mente vacía que no ha aprendido nada,
como
la mía.
Lucila Cuvry
No hay comentarios:
Publicar un comentario